martes, 19 de mayo de 2009

Capítulo 3.

Me quedé mudo. Ella parecía hablar con toda la tranquilidad del mundo cuando yo siempre que no conozco a alguien sonrío como un bobo e intento ser cordial mientras parezco nervioso.

-Tienes razón. Pero, en realidad, esto no es mi oficio. Es un castigo, es una obra social por el pueblo. Solo tengo que estar un mes de vigilante por que el antiguo se fue de vacaciones y…

-No son necesarias tus explicaciones.-susurró mientras caía una lagrima por su mejilla.

Me sentía tan increíblemente inútil en ese momento…que sólo me salió irme. Me dí media vuelta sin decir nada y me fui. Como un cobarde. Me odiaba en ese tipo de momentos. Siempre me pasaba lo mismo. El pánico me podía. En cuanto camine entre lápidas lo suficiente como para que ella no pudiese verme, me giré y observe lo que había detrás de mi. Y ví soledad. Una soledad que ami últimamente me acompañaba. Hacía mucho tiempo que no conocía a alguien tan especial como Vera. Solo trabajaba para sacar dinero y estudiaba en mi habitación como un pringado. Vivo solo en un ático. A kilómetros de mi familia. Me vine aquí por temas relacionados con los estudios. Al de poco me habitué muy bien, conocí a mucha gente, e hice amigos con los que entretenerme en mis ratos libres. Pero en mis 21 años nunca había conocido a una chica tan especial como ella. Así que retrocedí mis pasos y decidí con las manos temblando, volver hacia aquella lapida donde ella estaba sentada contemplando sin pestañear apenas. Temiendo que ya no estaría, me sorprendí al comprobar que allí seguía. Sentada. Frente a aquella tumba. Con el rostro húmedo por sus lagrimas que parecían de cristal, y con los ojos más transparentes que nunca.

- Había ido a comprobar que todo estaba en orden.
Arqueó una ceja con gesto escéptico y me dijo con su voz quebrada:
-Claro. como si alguien rompiese ese orden aquí.
-No, bueno, verás, muchas veces suelen venir chicos a robar las flores y letras de las lápidas. Y para eso estoy, para encargarme de que eso no ocurra. Me parece una falta de respeto hacia la persona fallecida
- Hacia quién?


Se creó el silencio. Me di cuenta de que era otra tontería lo que había dicho. Una falta de respeto hacia el muerto? Increíble dan, sigue así me repetí constantemente hacia mis adentros.

-Cierto, hacia los fallecidos no, bueno, si, hacia los familiares quiero decir. Hacia su memoria.
Esperaba una afirmación o asentimiento con la cabeza, cuando de pronto me dijo sin pensar
-Cómo te llamas?
-Dan – respondí extrañado
-Encantada Daniel

Me quedé absorto en aquel momento. Cuando salieron de su boca aquellas palabras me dirijo la mirada y comprobé de cerca la belleza de aquella sonrisa. Blanca, como su piel y pelo, con unos dientes perfectos. Me asombre de el poder que tenia en mi aquel ser.

-Cuanto llevas siendo el guardián del cementerio?
-Pues casi dos semanas. Por qué?
-Entonces me has tenido que ver por aquí otras veces.
-Pues no, la verdad. Nunca te había visto antes. Ni por el pueblo. Eres de aquí?

Me sorprendí de mi valentía de repente. Normalmente nunca suelo preguntar demasiado. Me sentí inoportuno y no sabia por que.

-Yo a ti si te había visto mas veces

Siempre me suele molestar que no respondan a mis preguntas. Pero en aquel momento estaba encantado de que no lo hiciera.

-si? Extraño,no?
-Yo lo soy
-Todos lo somos

martes, 12 de mayo de 2009

capítulo 2. el encuentro

Pues yo tuve el honor de conocerla en persona. De observar su esplendor a menos de un palmo. De oir su voz. Y me siento afortunado. De hecho ,creo, que fue lo mejor que pude haber echo en toda mi vida. Encontrármela, de casualidad. O alo mejor no.
Era un día gris y lluvioso. Hacia un frío que era insoportable. De repente, como una aparicion, vi a una chica posar junto a un nicho unas flores un tanto raras, y como ví que se le cayó una, me ofrecí amablemente a ayudarla.

-Espera que te ayude a colocarlas.

Cuando roce su piel me invadió una sensación de tristeza y de compasión. Una sensación extrañísima. Aquellos ojos me miraron, o eso creí, y tuve la sensación de que el mundo dejo de girar. Sostenía 4 rosas negras en sus manos.

-Rosas negras. Peculiar flor. Tratada genéticamente para ser inmortales. Me gustan. – dije tartamudeando y con miedo
-Si, es que tengo familiares y…
-No. tranquila. perdóname, no son necesarias tus explicaciones, solo que, bueno, si quieres que te ayude en algo…

Fui rematadamente inútil al decir aquellas palabras sin sentido. Aquel mes estaba de guardia en el cementerio Clixton. Un castigo injusto del pueblo donde vivo por haber cometido un delito que realmente no cometí. Como podía ayudar en algo a una persona que venia a ver a su familia fallecida? No tenia sentido alguno la supuesta ayuda.

-gracias. Si necesito algo, no dudare en pedírtelo.

Su voz me recordó ala de un ángel. Era dulce, clara, con un tono muy peculiar, pero ala vez grabe y cautivadora. Pero sonaba distante. Como su aspecto. No parecía real. Parecía de otro mundo. Cuando la tuve lo suficientemente cerca para comprobar su rostro, me dí cuenta de su belleza extraña. Me di cuenta de lo precioso que era ese ser. Me invadió un sentimiento que no supe identificar, y me acerque a ella de nuevo.

-perdóname otra vez, señorita…
-eh? Ah. si. Vera. Me llamo Vera
-Vera. –sonreí. Me e sentido estúpido antes, no he querido causarte mala impresión o incomodidad o…
-tranquilo. no lo has hecho

Su mirada esta vez no se clavaba en mis pupilas. sino en las letras de una lapida. No aparto sus ojos de ella mientras la hablaba.

-he venido en un mal momento. Lo siento

dibujó una media sonrisa en su cara, y entornó los ojos

- creo que por tu oficio nunca vienes en buen momento. Al menos que consideres que puede haber algún buen momento mientras visitas un cacho de piedra que representa a un ser querido que murió antes que tu…no?

lunes, 4 de mayo de 2009

Capítulo 1. Conociendo a Vera

Nacida en un día negro. Si, totamente negro. Un 25 de marzo.
Hacia frío. Mucho frío. Eran apenas las 4 de la tarde y aparentaba ser las 12 de la noche. Llovía. Llovía tan fuertemente que las gotas estampadas contra el cristal simulaban ser cuchillas lanzadas desde kilómetros de distancia. El ruido relajaba. Era solo agua. Cortinas y cortinas de agua helada caían mientras Vera vino al mundo. Desde ese día, nada fué lo mismo. Nada mas dar a luz, su madre murió. Su padre, cuando cumplió ella los dos años, se fue a L.A a vivir. Vera se quedó sola. Le acogieron sus tíos en una casa enorme. Una casa que ella siempre odió.


Su habitación estaba en el último piso. Donde mas frío hace. Donde más cerca de las estrellas estás de noche.
Vera era una chica peculiar. Nació con una mancha en el brazo izquierdo, un símbolo, un símbolo que hasta mucho después no logró descifrar. Su piel era blanca. Muy blanca. Con el sol, incluso parecía traslúcida. No demasiado alta. De complexión muy delgada. Rubia. Rubia platino pero con ojos marrones, y transparentes. Extraño, si. Pero al nacer sufrió un desprendimiento de melanina en el iris, y tan sólo se le quedó la forma del mismo con un tono marrón transparente muy déblil. Mirarla a los ojos era algo tenebroso a veces. Era guapa. Realmente bella. Tenía unos rasgos perfectos. Pero lo que más me gustaba de ella, lo mas bonito que tenia, eran sus manos.

Unas manos que tocaban el piano increíblemente bien. Unos dedos exageradamente largos y huesudos. De piel suave y blanca. Ver aquellas manos haciendo cualquier tipo de tarea era arte. Eran manos cadavéricamente bellas. Siempre frias. Siempre perfectas. Me enamoró completamente el esplendor de aquellas manos.
Aquellas manos extrañas que siempre estaban heladas cual iceberg en alta mar a temperaturas bajo cero. Pero siempre las veías ocupadas haciendo algo. Realmente eran de exposición.

domingo, 3 de mayo de 2009

Introducción

¿Alguna vez habéis pensado que la vida, es tan solo un estado temporal? Habéis pensado en el mas allá de la muerte, en que sucede cuando no pasa nada?

Mucha gente se hace preguntas que en realidad no quiere saber. Mucha gente piensa, pero ninguno se responde. El bien o el mal. Blanco o negro. La belleza. En que reside? Que es?
Preguntas que no se han hecho para ser respuestas.
Con esta historia no espero responderos a vuestras preguntas mas internas, mas oscuras, mas incógnitas. Simplemente daros a conocer un relato diferente. Un relato que me empezó no siendo nada y acabó por convertirse en todo lo que cada uno estáis leyendo.
Las cosas más brillantes suelen nacer en los momentos más ...comunes.